viernes, 24 de octubre de 2014

Química y la vestimenta

Nuestra ropa habitual está hecha de cuatro tipos de materiales básicos: el algodón, la lana, la seda y las fibras sintéticas. En estos momentos, incluso la fabricación de la ropa hecha de fibras naturales comporta procesos que pueden perjudicar el medio ambiente: tintes, recubrimientos, blanqueo, mercerización,etc. Con el fin de dar una mayor vistosidad o apariencia a la ropa, las fibras setratan con toda clase de procesos químicos, muchos de los cuales utilizan sustancias tóxicas para el medio ambiente.



Sin darnos cuenta convivimos diariamente con más de 100.000 sustancias químicas, muchas de las cuáles son nocivas para nuestro entorno y nuestra salud, de hecho, el aumento de enfermedades como el asma, el cáncer o las alergias es achacado por científicos a la exposición a este “coctkail químico”. 

Muchas de esas sustancias están presentes en nuestra segunda piel, la ropa.

El sector textil utiliza tóxicos, la mayoría de las veces de forma innecesaria, quizás porque no encuentran sustitutos a los mismo o quizás porque les conviene económicamente. Muchos de ellos no pueden ser degradados de forma natural, persiten en el medio y se van a acumulando en los tejidos. Dichas sustancias es conveniente eliminarlas tanto durante los procesos textiles industriales como en los productos finales que llegan al mercado en forma de chaquetas, faldas o pantalones.

Cuando vamos a comprar una camiseta nos fijamos únicamente en que nos guste y en el precio, pero sin darnos cuenta compramos también sustancias como ‘plomo’, muy utilizado en tintes y pigmentos, ‘níquel’ que se utiliza en procesos de tintado, ‘cromo VI’, usado en pigmentos, en productos de caucho o en el curtido de piel (muy tóxico y un conocido cancerígeno humano), y también, arilaminas, formaldehídos, alquifenoles… Todo ello ha influido en que en nuestra sangre haya más de 300 sustancias químicas que nuestros abuelos no tenían.


Ante este problema, la UE decidió en 1998 po­ner en marcha una legislación, denominada REACH, con dos objetivos principales: obligar a la industria química a informar sobre las sustancias que ponen en el mercado y prohibir el uso de las sustancias más peligrosas cuando existan alternativas. A finales de 2005, el Parlamento Europeo votó a favor de eliminar progresivamente las sustancias más peligrosas, pero poco después, los Gobiernos eu­ropeos introducían un vacío legal que ha dejado la puerta abierta a la auto­rización del uso de estos tóxicos. Los propios Gobiernos recono­cen que no se pueden establecer límites seguros para el uso de estas sustancias. Por lo tanto, las leyes no obligan a la industria química a ser transparente o a eliminar las sustancias más peligrosas para la salud y el medio ambiente.



No es cuestión de llevar prendas realizadas 100 por cien de seda o lino o de ir desnudos, si no de que los fabricantes controlen más los tratamientos que sufren los tejidos. El problema es también la falta de información existente en este terreno.

En 2006, diseñadores como Ágatha Ruíz de la Prada, Anke Schölder, Antonio Pernas, Carlos Díez, Carmen March o David Delfín, aceptaron el reto de diseñar prendas sin tóxicos y realizaron un desfile en pro de esta causa. Con la ayuda de Inditex, analizaron y estudiaron tejidos para sustituir a los realizados con níquel, plomo o alguna de las sustancias citadas anteriormente, demostrando que sus­tituir sustancias peligrosas es totalmente viable. Dicha sustitución es la forma de asegurar la protección de las personas y del medio ambiente frente a la contaminación química proveniente de la industria textil.

La ley debería obligar a la industria química a dar información y prohibir el uso de sustancias peligrosas si hay alternativas más seguras en el mercado. El consumidor no pue­de tener la responsabilidad de buscar cuáles son los productos que contienen tóxicos peligrosos y cuáles están libres de ellos. La ley tiene que cuidar que éstos simplemente no existan.



¡Menudo rebaño!...

Una sola planta de fabricación de fibras sintéticas proporciona la misma materia prima que un “rebaño” de 12 millones de ovejas, que además necesitaría unos pastos del tamaño de Bélgica para alimentarse. Gracias a la química y a sus fábricas, podemos vestirnos.
Un traje para cada ocasión...

Las fibras sintéticas se pueden modificar proporcionándoles propiedades muy útiles. Gracias a la química podemos disponer de tejidos impermeables, los bomberos de trajes ignífugos, y los policías de chalecos antibalas

Un gran arco iris

¿Cuántos colores conoces? ¿Sabías que la química ha creado más de 23.000 tintes diferentes? Gracias a ellos, nuestras prendas pueden tener cualquier color que deseemos.



Simene, N. C. (15 de noviembre de 2007). La huella digital. Obtenido de La química de la ropa: http://www.lahuelladigital.com/el-placer-de-lo-desconocido-2/ 
http://www.fquim.us.es/portal/C20/descargas/Uno/Id/L2281/vida.pdf 
Aguila, A. (27 de noviembre del 2009). Scribd. La Química en mi vida cotidiana: https://es.scribd.com/doc/23227218/La-Quimica-en-Mi-Vida-Cotidiana

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