Nuestra ropa habitual está hecha de cuatro tipos de
materiales básicos: el algodón, la lana, la seda y las fibras sintéticas. En
estos momentos, incluso la fabricación de la ropa hecha de fibras naturales
comporta procesos que pueden perjudicar el medio ambiente: tintes,
recubrimientos, blanqueo, mercerización,etc. Con el fin de dar una mayor
vistosidad o apariencia a la ropa, las fibras setratan con toda clase de
procesos químicos, muchos de los cuales utilizan sustancias tóxicas para el
medio ambiente.
Sin darnos cuenta convivimos diariamente con más de 100.000
sustancias químicas, muchas de las cuáles son nocivas para nuestro entorno y
nuestra salud, de hecho, el aumento de enfermedades como el asma, el cáncer o
las alergias es achacado por científicos a la exposición a este “coctkail
químico”.
Muchas de esas sustancias están presentes en nuestra segunda piel, la
ropa.
El sector textil utiliza tóxicos, la mayoría de las veces de
forma innecesaria, quizás porque no encuentran sustitutos a los mismo o quizás
porque les conviene económicamente. Muchos de ellos no pueden ser degradados de
forma natural, persiten en el medio y se van a acumulando en los tejidos.
Dichas sustancias es conveniente eliminarlas tanto durante los procesos
textiles industriales como en los productos finales que llegan al mercado en
forma de chaquetas, faldas o pantalones.
Cuando vamos a comprar una camiseta nos fijamos únicamente
en que nos guste y en el precio, pero sin darnos cuenta compramos también
sustancias como ‘plomo’, muy utilizado en tintes y pigmentos, ‘níquel’ que se
utiliza en procesos de tintado, ‘cromo VI’, usado en pigmentos, en productos de
caucho o en el curtido de piel (muy tóxico y un conocido cancerígeno humano), y
también, arilaminas, formaldehídos, alquifenoles… Todo ello ha influido en que
en nuestra sangre haya más de 300 sustancias químicas que nuestros abuelos no
tenían.
Ante este problema, la UE decidió en 1998 poner en marcha
una legislación, denominada REACH, con dos objetivos principales: obligar a la industria
química a informar sobre las sustancias que ponen en el mercado y prohibir el
uso de las sustancias más peligrosas cuando existan alternativas. A finales de
2005, el Parlamento Europeo votó a favor de eliminar progresivamente las
sustancias más peligrosas, pero poco después, los Gobiernos europeos
introducían un vacío legal que ha dejado la puerta abierta a la autorización
del uso de estos tóxicos. Los propios Gobiernos reconocen que no se pueden
establecer límites seguros para el uso de estas sustancias. Por lo tanto, las
leyes no obligan a la industria química a ser transparente o a eliminar las
sustancias más peligrosas para la salud y el medio ambiente.
No es cuestión de llevar prendas realizadas 100 por cien de
seda o lino o de ir desnudos, si no de que los fabricantes controlen más los
tratamientos que sufren los tejidos. El problema es también la falta de
información existente en este terreno.
En 2006, diseñadores como Ágatha Ruíz de la Prada, Anke
Schölder, Antonio Pernas, Carlos Díez, Carmen March o David Delfín, aceptaron
el reto de diseñar prendas sin tóxicos y realizaron un desfile en pro de esta
causa. Con la ayuda de Inditex, analizaron y estudiaron tejidos para sustituir
a los realizados con níquel, plomo o alguna de las sustancias citadas
anteriormente, demostrando que sustituir sustancias peligrosas es totalmente
viable. Dicha sustitución es la forma de asegurar la protección de las personas
y del medio ambiente frente a la contaminación química proveniente de la
industria textil.
La ley debería obligar a la industria química a dar
información y prohibir el uso de sustancias peligrosas si hay alternativas más
seguras en el mercado. El consumidor no puede tener la responsabilidad de
buscar cuáles son los productos que contienen tóxicos peligrosos y cuáles están
libres de ellos. La ley tiene que cuidar que éstos simplemente no existan.
¡Menudo rebaño!...
Una sola planta de fabricación de fibras sintéticas
proporciona la misma materia prima que un “rebaño” de 12 millones de ovejas,
que además necesitaría unos pastos del tamaño de Bélgica para alimentarse.
Gracias a la química y a sus fábricas, podemos vestirnos.
Un traje para cada ocasión...
Las fibras sintéticas se pueden modificar proporcionándoles
propiedades muy útiles. Gracias a la química podemos disponer de tejidos
impermeables, los bomberos de trajes ignífugos, y los policías de chalecos
antibalas
Un gran arco iris
¿Cuántos colores conoces? ¿Sabías que la química ha creado
más de 23.000 tintes diferentes? Gracias a ellos, nuestras prendas pueden tener
cualquier color que deseemos.
Simene, N. C. (15 de noviembre de 2007). La huella digital.
Obtenido de La química de la ropa: http://www.lahuelladigital.com/el-placer-de-lo-desconocido-2/
http://www.fquim.us.es/portal/C20/descargas/Uno/Id/L2281/vida.pdf
Aguila, A. (27 de noviembre del 2009). Scribd. La Química en mi vida cotidiana: https://es.scribd.com/doc/23227218/La-Quimica-en-Mi-Vida-Cotidiana
http://www.fquim.us.es/portal/C20/descargas/Uno/Id/L2281/vida.pdf
Aguila, A. (27 de noviembre del 2009). Scribd. La Química en mi vida cotidiana: https://es.scribd.com/doc/23227218/La-Quimica-en-Mi-Vida-Cotidiana